Los dirigentes del PSOE cierran filas con Sánchez ante la investidura

El nuevo curso político

Líderes socialistas resaltan la “pérdida de predicamento” de González y Guerra

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La ministra en funciones María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSOE, ayer en Oviedo

j.l.cereijido / EFE

“Todo el PSOE está detrás de Pedro Sánchez para la investidura”, coinciden en la dirección de Ferraz y en el grupo parlamentario socialista, pero también diferentes líderes territoriales y federaciones y agrupaciones socialistas, ante las admoniciones de Felipe González y Alfonso Guerra contra la amnistía que demanda el independentismo catalán para investir al líder del PSOE como presidente del gobierno. “No hay ruido ni tensión en el PSOE; el partido está a bloque”, zanjan.

La “absoluta confianza” en las negociaciones que pilotará Sánchez para su investidura, cuando fracase la de Alberto Núñez Feijóo, se impone en la organización y en la mayoría de las federaciones y de su militancia, aseguran. En cambio, muchos en el PSOE advierten que los reiterados embates de González y Guerra, que ven como “palos en las ruedas” para las pretensiones de Sánchez, ya se están volviendo en su contra.

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“Cada vez tienen menos predicamento en las bases”, resalta un dirigente andaluz sobre González y Guerra. “Sus opiniones cada vez calan menos en el partido”, coincide un dirigente valenciano. “Por desgracia para ellos, se han ubicado fuera del afecto de la militancia socialista, con la quiebra sentimental que eso ha supuesto para muchos”, reconoce a su vez un dirigente vasco. Óscar Puente, exalcalde de Valladolid y ahora diputado en el Congreso, lo subrayó ayer abiertamente: “Hace mucho tiempo que dejaron de ser un referente progresista para convertirse en lo que son hoy”, lamentó.

José Montilla, expresident de la Generalitat y exlíder de los socialistas catalanes, también lamentó que González vuelva a salir a la palestra para advertir a Sánchez que va por mal camino y que la amnistía es inconstitucional –una posición a la que ayer se sumó Guerra con contundencia–, después de haber estado desaparecido de las campañas de los socialistas para las recientes elecciones municipales, autonómicas y generales. “Me hubiera gustado verle en campaña”, dijo Montilla sobre González. “Es libre de opinar, pero es curioso que lo haga en momentos determinados y no para echar una mano”, zanjó.

Otros dirigentes del PSOE, en cambio, aseguran que prefirieron no ver a González, ni tampoco a Guerra, en estas campañas: “Ni falta que hace. Ya solo restan”.

El líder del socialismo andaluz defiende lograr un acuerdo para la gobernabilidad de una España “diversa”

González y Guerra podrán volver a la carga, no obstante, con ocasión de la presentación el 20 de septiembre en el Ateneo de Madrid del último libro del exvicepresidente del Gobierno, donde ambos volverán a coincidir.

En la Moncloa y la dirección del PSOE, en todo caso, evitan la confrontación directa con González y Guerra: “No les responderemos”, reconocen. Para no alimentar la polémica y, sobre todo, para no desviar el foco de Feijóo, que es quien ahora tiene el encargo del Rey de afrontar su investidura, y cuya pretensión de encontrar un encaje a Catalunya, aseguran, fue “incapaz de explicar”, y el PP tuvo que matizarlo de inmediato.

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El ministro Félix Bolaños, tras escuchar el nuevo “recado” de González –un clásico que mantiene con todos sus sucesores en el partido–, defendió que lo que está haciendo el PSOE “es absolutamente coherente con la mejor tradición socialista”. Y la ministra María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSOE, se limitó ayer a mostrar su “cariño y respeto” por Guerra, tras su embestida contra una eventual amnistía.

En la dirección del PSOE insisten en considerar “opiniones personales” las de González y Guerra, que advierten que ya solo se representan a sí mismos, mientras dan por “descontada” la posición crítica al respecto del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, o la del expresidente de Aragón, y todavía líder de los socialistas aragoneses, Javier Lambán. Todas ellas, por tanto, serían voces aisladas, y no responderían a un malestar extendido en el PSOE, como ocurrió, en la pasada legislatura, con los efectos de la ley del solo sí es sí o con la reforma del delito de malversación, que sí generaron controversia interna.

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Varios dirigentes resaltan, al respecto, el cierre de filas del líder de los socialistas andaluces, Juan Espadas, durante el mitin que el pasado sábado protagonizó junto a Pedro Sánchez en Málaga. Espadas animó a Sánchez a lograr un pacto por la gobernabilidad de una España “diversa y no uniforme”, y le trasladó el respaldo del PSOE de Andalucía a su “posición de negociación, diálogo, convivencia y acuerdos” en Catalunya.

“González y Guerra se han ubicado fuera del afecto de la militancia, y para muchos es una quiebra sentimental”

“Eso no significa debilidad ni que estemos de acuerdo con los planteamientos de los independentistas, sino que queremos a nuestro país y queremos construir desde el diálogo acuerdos por la gobernabilidad”, resaltó el líder de los socialistas andaluces. Aunque ya advirtió que la derecha les apretará y meterá “presión a la olla” para intentar que descarrile cualquier acuerdo. “Cabeza fría y sentido común para intentar llegar a un acuerdo”, confió. Porque, en línea con el propósito de Sánchez, “nuestro diálogo y capacidad de acuerdo tienen una frontera: la Constitución”.

Espadas defendió ayer la legitimidad de algunos veteranos socialistas, en referencia a González y Guerra, de opinar lo que consideren. Pero advirtió que, en este momento político, lo que deberían hacer es exigir a Feijóo que explique cuál es su modelo territorial para España y qué relación quiere mantener con Catalunya.

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